Todo el norte del Perú es tierra misteriosa, oculta, encantada. Y ese encantamiento llega hasta Lima, la capital, e invade todo el país para amenazar lo que nació bien y revelar lo que nació mal.
Los ofendidos, blasfemados, infortunados, lastimados y desahuciados acuden a la sierra de Piura para pedir audiencia a los espíritus y desatar sus más indecibles ansias, favores, odios, envidias, venganzas, despechos o ambiciones. Negro amor, rica salud, tormentoso dinero.
Mirar y trabajar el alma en el todo, en la naturaleza, en los elementos, esa es la estrategia de sanación en la sierra norte peruana, sobre todo en las Huaringas, provincia de Huancabamba: 14 lagunas a más de 4000 msnm, restos arqueológicos y centro de curanderos desde tiempos prehispánicos.
Los niveles de las pugnas entre brujos y maestros, sus rastreos y enfrentamientos se hacen visibles con el cactus San Pedro. Primero, se efectúa en un nivel de lucha mítica: fuerzas negativas (del diablo y las almas condenadas) versus fuerzas positivas (dios, la virgen y los santos).